Fotografía obra de VARL Photography.
Todo parece estar bien. Un poco
raro, ¿no? Todo parece estar sospechosamente bien. Adjuntar tal estado junto al
recelo de la desconfianza es algo natural, por lo general se mantiene en mi
vida una tragedia sobrevenida tras otra, por tanto es un poco anormal que en
este momento todo esté bien. Vuelvo a utilizar esa palabra sin que me importe
repetirla varias veces, en realidad, sencillamente solo ella puede definir esta
situación. Entonces esta pausa que aparece en este lunes (sí, irónicamente
ocurre al principio de la semana y no al final) es algo así como un edén lleno
de tranquilidad; nada está mal, todo está como debería para que se genere
satisfacción en mi interior. Entonces quizás es que mi mente se cansó de todo
lo anterior, de las noches sin sueños, de los días sin sol, de caminar sin
prestar atención, también de sentarse a esperar, de mirar y oír dejando de
hacer. Hay muchos factores que aún quedan por descubrir, pero con los nombrados
únicamente ya siento que voy desterrando manías de esa desgracia tan recurrente
que se acompañaba.
Y la aseveración de todo este
escenario se ve representada con una sonrisa que, más allá de realmente ser
efímera, hace completa toda esta alegría que no tiene ni siquiera una razón de
ser. Es bonito, lo admito, como si apenas esté experimentando la plenitud de
que nada importe aparte de continuar respirando. Entiendo que es necesario
tener un instante de estos de vez en cuando para no decaer, para no sentirse
mal por todo lo que pase, para poder ser libres de uno mismo. Quizás en
realidad este estado pueda ser llevado a cabo siempre que se quiera, eso
dependería de aquel que así lo desee. Quien sabe, lo que sí es seguro es que
esta pausa me ha traído mi propia reinvención.