Al leer el título de esta cuestión, doy de antemano mi
conclusión personal: Venezuela es el país de las maravillas para el que la
sienta suya. Sin embargo, esto no trata de esa querencia desmedida hacia este
pedazo de tierra, monte y asfalto, gente y costumbres. Trata de un algo
bastante problemático: la inmensa emigración que hemos sufrido en los últimos años.
Me pregunto constantemente si en algún momento de nuestra historia se pensaba
en salir del país no por buscar una mejor vida y un mejor futuro en el
exterior, sino por el simple acto de conocer otras partes del mundo. Que
fenómeno tan traumático es el que vive hoy nuestra nación, en donde los éxodos
constantes (que en conjunto son fugas masivas) se han vuelto algo común.
¿Quedarse en esta realidad o irse buscando oportunidades? He ahí el dilema. Uno
que muchísimos venezolanos albergan en sus pensamientos desde que todo este
cambio de sistema comenzó. El problema es que a veces no se mide el verdadero
asunto sino cuando se medita profundamente en él. Por un lado, la pérdida de
potencial humano (sobre todo de jóvenes) es inmensa para la patria y su óptimo
desarrollo. Por el otro está la experiencia que puedan vivir los que se van. En
este último punto fui yo también protagonista y puedo dar fe de que, sin
importar que tanto te puedas acoplar a un nuevo ambiente, el pesar del
extranjero estará siempre latente en tus aconteceres. Volviendo al factor
inicial de todo el fenómeno, la nación sufre un golpe certero cada vez que
alguno de sus hijos se va. Todo el proceso iniciado e impulsado por el estado
económico, político y social en el que se encuentra ahora nuestra sociedad. Sí,
es triste que uno deba abandonar “su tierrita” por factores tan pasajeros y
cambiantes como esos. Sin embargo, estos terminan por afectar la voluntad
incluso del más regionalista que pueda existir.
Páginas
-No pienso levantarme-
Fotografía obra de Alberto Rojas. Fuente Original: Caracas Shots
Seguramente es esta condición de joven la que me induce a
tan enigmáticas meditaciones. Mejor seguir así hasta lograr comprender algo.
-Artista a juro y porque sí-
Fotografía obra de VARL Photography.
Sé que por siempre estará el hecho de afirmar que las épocas
pasadas fueron mejores, como si refugiarse en ese consuelo pudiera cambiar algo. Entonces se torna aún más
compleja la cuestión del día a día porque este segmento de la historia está
destinado al descontento. Lo que sí es cierto es la demanda de creatividad que se
nos exige en estos momentos. No estamos en condiciones de quedarnos inertes sin
explotar el potencial que cada uno lleva dentro, es justo y necesario demostrar
lo que valemos. De eso se trata la frase de «tirárnosla de artistas», de
desplegar nuestras capacidades por el fin que argumente nuestro ser. Por
ejemplo, por nuestros seres queridos; por las metas que personalmente deseamos
cumplir; por nuestra propia felicidad; en fin, por un universo de factores que
exigen cada gota de esfuerzo y cada
partícula de voluntad, y no solo de la mediocridad que se demuestra en
ocasiones y que tanto daño nos causa como sociedad. Hay que ser diferentes en
todo aspecto, hay que rebuscarse las formas de que lo que hagamos sea bueno y
de calidad. La practicidad es un punto de partida que nos impulsará al
desarrollo y a la culminación de nuestros planes de forma inteligente. A mi
parecer, la realidad de esta época tan difícil ha logrado un cambio en la conciencia
del ciudadano común. Un cambio que nos ha exigido obviar nuestros defectos y
mejorar a toda costa para lograr salir adelante. En fin, un cambio que nos
obliga a volvernos grandes en lo que hacemos para concretar un suelo firme en
donde pisar. De esa forma, en este presente no se puede negar que nuestro
pueblo está constituido por personas con
un talento increíble que lucha por no dejarse absorber por los males
existentes. Somos artistas de esta gran obra.
-Play al ayer-
Fotografía obra de VARL Photography.
Gracias al sonido de esta canción
me pierdo en un pasado al que poco le falta para materializarse ante mí. Es algo
bastante curioso: aun cuando uno cree que se han superado ciertas etapas, éstas
logran revivir por factores tan simples como una melodía. Entonces, al retomar
los pasillos de ese laberinto que significa el pasado, no puedo evitar pensar en
las vivencias que experimenté y en las enseñanzas que puedo nombrar en este
momento a partir de ellas. Las personas somos así, todo lo tenemos que contar,
resulta una necesidad el no quedarnos callados.
-Llamada al que conteste-
Fotografía obra de Alberto Rojas. Fuente Original: Caracas Shots
Tú, yo, nuestra familia, nuestros amigos cercanos, nuestros
conocidos; todos en conclusión, lo sabemos: Éstos no son momentos para lamentos
y mucho menos para desunión. Tenemos dos opciones bien definidas: estancarnos
en el cajón que pueda crear nuestra mente o buscar las opciones con las cuales
lograr nuestro futuro deseado. Reconozco que las palabras son más fáciles de
construir que las acciones, sin embargo, no caben dudas para el hecho de que todo es posible hoy en día. El destino
está allí afuera esperando a que salgamos de nuestras casas a buscarlo, pero es
tan moldeable que no asegura su forma hasta que ya es una realidad. Los ciudadanos comunes, buenos y
trabajadores, deberán abrirse paso entre una multitud de sombras establecidas. Creo
que es importante pensar que después de un túnel oscuro viene un sendero lleno
de luz y que luego de que esas sombras sean superadas, nuestro país se
consolidará como lo que siempre ha sido: un edén. Por eso este llamado es para
ti, que quieres luchar por ese sueño: continua adelante y no mires a los lados,
trabaja por un mejor futuro y veras que juntos podremos lograrlo. Es hora de
olvidar la confrontación entre hermanos hijos de una misma nación, es hora de
darle un abrazo a aquel que un día miraste con enojo. Solo me faltaría decirte que tengas paciencia para lo que viene y perdón para lo
que ya pasó. Hoy mismo comienza una nueva vida si así lo quieres, hoy mismo
comienza un nuevo país si nos enfocamos en crearlo.
-Un domingo cualquiera-
Fotografía obra de Alberto Rojas. Fuente Original: Caracas Shots
Pareciera que los días ya no
duran tanto, pareciera que a veces no podemos si quiera disfrutarlos. Todo el
tiempo hay algo por hacer, algo en qué preocuparse, sueños para soñar. Tantas cosas en las qué emplear nuestra energía. Lo bueno es que siempre
termina por llegar un respiro, ese en el que de repente ya no te sientes
llevado por la rapidez de esta corriente que es vivir.
-Cuídate de las esquinas-
Fotografía obra de VARL Photography.
La realidad que a mí, a mis amigos y a toda esta generación
nos tocó vivir, no es nada fácil de sobrellevar. Sin que importe la querencia
desmedida de salir adelante, de ser innovador en el campo que se desee o de por
lo menos mantener una vida que rose la línea imaginaria de lo “normal”, siempre
habrá factores externos que nuestros impulsos no podrán enfrentar. Entre las
muchas variantes que entran en este punto, no habrá otra de tal magnitud como
la inseguridad que nos carcome la piel. Sales a la calle y se despiertan dos
impulsos que parecieran necesarios para sobrevivir: el primero, mirar toda la
distancia hacia adelante que puedas para darte cuenta quien viene hacia ti; el
segundo, voltear hacia atrás para ver quien está a tu espalda. Ambos procesos
en un estado de nerviosismo que varía
según el individuo pero que siempre impera en muchos ciudadanos de nuestras
polis. Desde hace tiempo que empecé a escuchar de los más viejos la frase de:
“dejamos de vivir para empezar a sobrevivir”. Sí, es triste aceptar la realidad
de la situación y más cuando pretendes oponerte a ella intentando continuar con
tu constante quehacer de ir al colegio, al trabajo, a tomarte algo en un bar
nocturno, a un centro comercial para reunirte con amigos o al salir a la acera
de tu casa a respirar porque el encierro de la casa ya te asfixia. Yéndonos a
la raíz del problema sobre nuestra invariable delincuencia a nivel nacional,
unos dirán que los malandros son el resultado a diferentes elementos que
terminaron por “invocar” este fenómeno social. Que si la pobreza, la
ignorancia, la corrupción que viene desde arriba, o simplemente, como diría
mamá, “la sinvergüenzura de las gentes que optan por lo fácil”. Sea cual sea la
razón, no podré nunca entender el hecho de que un hermano le quite a otro a la
fuerza amenazándolo con hacerle daño o incluso con matarlo. Cierto es que en la
historia de toda civilización han habido ladrones, pero como nuestros “choros”
creo que muy pocos, y que cada quien se encargue de darle la interpretación que
quiera a tal afirmación. La cuestión es que éste es un problema de todos, que
afecta a todos y del cual solo podremos salir todos pero estando juntos. Aunque
a veces sea difícil de creer, las personas buenas siguen siendo la mayoría en
esta turbulenta nación, eso es algo que la delincuencia no podrá cambiar. Por ahora, solo
me queda decirte con la desolación de una profecía apocalíptica: cuídate de las
esquinas.
-Nota de voz-
Fotografía obra de VARL Photography.
Siempre he tenido buena memoria,
incluso para esas cosas que realmente he querido olvidar. No sé si llegaría a
convertirse en una especie de maldición tal cuestión, la verdad es que
rememorar tantas cosas es llegar a pensar en que he pasado por muchas vidas
dentro de una sola. He ido y venido a tantas partes que en realidad a veces no
se ni dónde estoy, quisiera que eso cambiase. En ocasiones me he quedado sin
esperanzas porque la escasez abunda, otras tantas el amor se ha consagrado como
un privilegio destinado a los demás, jamás para mí. He allí cuando me percato
que he vuelto a la depresión, que esto se trata solo de una obra triste, que en
esta confesión se cuelan los vestigios de cierta melancolía y de varios
arrepentimientos.
-Varios días sin dormir-
Fotografía obra de Génesis Pérez
«Más de lo mismo»
Otra vez intentado cosas, toda
una ciudad compuesta de nuevas preguntas. He comenzado a creer que mi vida en
realidad termina por tambalear entre las ilusiones y la realidad. No, nada de eso. La verdad es que
mis días se condensan bajo la propuesta de un destino bastante esperanzador,
ese que propone que cualquier maravilla pueda ser lograda. Entonces continúo.
Por alguna razón, en este momento creo que ese es el único esfuerzo que vale la
pena mantener, nadie quiere quedarse en medio de la nada. Retomando otros
miedos, sé que he llegado a perder muchos días, muchas energías empleadas sin
necesidad. Pero así somos nosotros los humanos, tan tercos y sorpresivos que ni
siquiera pensamos bien las cosas antes de hacerlas. En fin, en este momento
creo tener uno de esos momentos, creo que he podido redescubrir en mi interior ese
elemento tan bonito que es soñar.
***
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