Recuento mental, escrito y tarareado [2015]


Fotografía obra de VARL Photography.

Otra vez queriendo resumir un año entero en cierta cantidad de palabras. Uno dice lo que puede, lo que recuerda. Como siempre, los Recuentos ayudan a ordenar un poco. Este 2015 comenzó con un montón de metas nuevas y el deseo de cumplirlas. Muchas se realizaron, unas quedaron a medio camino, y otras que ni siquiera había pensado resultaron. En enero comenzó Elucidario 2.0 con el objetivo de compartir el talento dentro del universo web que yo me iba encontrando. En él pude hacer entrevistas fascinantes a grandes talentos, aprender de ellos y quedarme maravillado con lo que estaban logrando.


-Ella es mi caribe-



Fotografía obra de Juan Mattey. Fuente original Flickr

-¿Encontraste la botella?

-No, ¿segura que no nos la tomamos la otra noche?

-Segura. No seas terco y busca bien.

-Siempre lo hago, solo así logré encontrarte, ¿no?

-Peatón pozificado-


Fotografía obra de Juan Mattey. Fuente original Flickr

Soy un transeúnte por herencia. Igual que mi abuelo y que mi papá. La diferencia es que el primero lo hizo en Cali y el segundo en Caracas. A mi por suerte del destino me tocó ser peregrino en Puerto Ordaz, la incandescente. Camino por esta ciudad aparentando recorrerla cuando en realidad es ella la que me recorre a mí

-El amor después del amor-


Fotografía obra de Juan Mattey. Fuente original Flickr

Vamos a desfigurarnos la cara a punta de verdades. Yo te digo tus fallas, tus defectos y todas las veces que has sido egoísta. Tú me apuñalas con mis equivocaciones, mi complicada forma de ser y las veces que no he estado cuando lo necesitas. Pasamos a gritar para que nos escuche el mundo entero, para que incluso los ángeles en el cielo puedan entender lo que es el amor después del amor. Ya no importa nada de eso. Ya no nos importamos tampoco.

-Eso es lo bonito-


Fotografía obra de Juan Mattey. Fuente original Flickr

-Por lo menos inténtatelo. Imagina una vida distinta, que no tenga este drama que se ha venido acumulando. Ábrele los brazos a lo que venga. Enfócate y manda todo al carajo. Total, puede que mueras en este momento, puede que te den un balazo en medio de los ojos o que la persona amada  te rompa el corazón, ambos casos son igual de dolorosos. Cualquier cosa puede pasar, somos vulnerables. Entonces inténtalo por lo menos. Aleja a los dolores de cabeza y a tus fantasmas, tómate  una limonada fría. La mejor parte de ser humano es aceptar nuestra humanidad. Que no somos perfectos, que realmente no nos importa serlo. Vale más soñar. Vale más mirar cerros verdes que nos inunden el alma. Y buscar al destino sin aceptar que exista realmente. Porque tú eres tu propio destino. Tú propio camino. Entonces recórrete para luego recorrer a otros. Aprender viajando por países lejanos. Tomar muchas fotos y beber algunas cervezas. Son solo consejos, son solo tonterías. Pero bien valdría la pena hacerlas antes de llegar a aceptar que esta vida es aburrida. Los aburridos somos nosotros que creemos en monotonías. Todo cambia, todo se va, todo vuelve a venir. Como la luz de un faro dando vueltas en la oscuridad nocturna del Caribe, así mismito, damos vueltas mientras nos rodean tantas vainas. La cuestión es no detenerse. Serle fiel a la idea simple del devenir. Y  en el proceso disfrutar incluso de esas sombras. Caminando de madrugada por los tejados, viendo estrellas, fumando un cigarrillo. Queriendo cambiar al mundo, luchando porque este no lo cambie a uno. Al menos no demasiado. Mientras esperamos la próxima decepción y pronosticamos que lloraremos otra vez, porque pasará, pero no todavía. Hoy es mejor intentar ser  felices. Somos alfa y omega, somos lo que nos de la gana. Por eso vivir vale la pena.

-¿Y tú quién eres?

-Ya no soy nadie, soy lo que tú quieras. Eso es lo bonito. Ahora despierta e intenta no olvidar esto. Has llevado demasiado tiempo olvidando. Pero yo confío en ti.

-Sin más ni menos-


Fotografía obra de VARL Photography.

Me falta algo. Un elemento extraño que se fue o que no apareció cuando debía.


-Luego del algo-


Fotografía obra de Naomi Valdez. Fuente original.

Había una vez un algo distinto a lo comúnmente diferente.  Podía parecer normal si te lo encontrabas en la calle  pero la verdad era que creía en fantasías e ilusiones, en emblemas de esperanza y futuro. Por eso no se rendía, seguía adelante y buscaba magia entre los rincones grises y monótonos de nuestra sociedad posmoderna.