-Con el rancho en la cabeza-


Fotografía obra de Alberto Rojas. Fuente Original: Caracas Shots

Hace mucho tiempo ocurrió lo imposible: me convertí en este barrio. No lo digo en sentido figurado, literalmente mi cuerpo se fusionó con calles, árboles y aceras; con casitas de colores con techos de zinc hirviendo al mediodía; con una inmensidad de habitantes madrugándole a la desesperanza. Soy esto que ves y lo que se oculta tras detalles ínfimos,  como la mirada anhelante de los vagabundos porque de ellos yo soy la cama. Soy un barrio venezolano como cualquier otro que lucha contra sí mismo para existir entre la belleza y el caos.

Café y Letras con Víctor Rodríguez



La cultura venezolana emerge a una velocidad increíble, cada vez más personas aparecen mostrando aptitudes y destrezas que son una luz dentro del túnel que es hoy nuestro país. Víctor Rodríguez es un representante de esa juventud que recorre el camino alumbrándose con sueños, ideas y mucho talento. En esta edición de Elucidario 2.0 es un placer hablar sobre su vida y proyectos actuales.

-La reencarnación de Dioniso-



Fotografía obra de Víctor Alfonso Ravago.

Sin pensarlo dos veces me lanzo del balcón mientras transcurre aquella fiesta de ensueño. La música electrónica que eleva, las luces de colores guiando caminos y un centenar de personas deseando llegar al país del nunca jamás; tantas cosas alrededor y yo cayendo en cámara lenta mientras mi vida comienza a parecer otra vida. Ideas brotando en el subsuelo de mis pensamientos, haciéndome sentir un dios entre aquel frenesí desbocado. Entonces la fiesta, ese conjunto perfecto de caos y estridencia, logra ser un ritual para trascender. Y yo en su procedimiento milenario deseando fundirme con las viseras del mundo, con el polvo de las estrellas. Nunca antes tan libre, jamás tan lleno de esperanza renovadora; una existencia plena, llena de magia. Abro los brazos para que fluya la energía del universo, para crear nuevas cosas, para ser dueño del tiempo que corre en mi reloj. Ya mis sentidos están lejos, cierro los ojos entregándome a la adversidad. Siento como la emoción recorre cada partícula de mi constitución generando algún tipo de fuerza desde el núcleo de mi ser. En este punto, en este maravilloso segundo, la naturaleza transmuta en su funcionamiento y yo dejo de caer para comenzar a levitar. Me elevo por los aires hasta el infinito espacio sideral. Sigo escuchando la música estridente, pero ya me encuentro lejos, cada vez más lejos. Hasta al fin llegar al Olimpo.

-Lover genesis-

Fotografía obra de Génesis Pérez.

Sin lugar a dudas, sin dudas en el lugar, nos acostamos en el piso sintiendo el frío de la sala. Allí, perdiéndonos silenciosamente en caricias exploradoras, comenzó la alquimia milenaria del amor. Polvo estelar flotó en el aire promoviendo el mismo génesis que dio origen al universo. Aquel rocío escarchado cubrió de vida todos los rincones de la casa, se trataba de la esencia que emanaban nuestros cuerpos desnudos.