-Entre el idilio y el infarto-


Fotografía obra de Juan Mattey. Fuente original Flickr

Es complicado buscar palabras que describan este momento, este soplo de aire sabor a menta que me regala el destino. Me siento vencedor por un día, lo que venga luego no me interesa. Y suspiro, y me quedo mirando a la nada. Cualquiera pensaría al verme que estoy deprimido, la verdad es que no me he acostumbrado a la tranquilidad. Pero mírenme, estoy aquí acostado junto a su cuerpo. Respirando de su exhalación, tocando su tacto, siendo libre en su libertad. No busco razones, no busco alguna lógica a todo esto. Solo quiero apreciar este punto de la vida antes de que termine. Antes de que yo me funda con el universo. Deseo seguir recorriendo su espalda infinita con la punta de los dedos, aunque quizás no sea espalda sino un camino al edén. Dibujar formas invisibles sobre ella, oler el elixir único que irradia de su superficie. No estaría mal quedarse a vivir sobre esta piel.

Y empiezan las declaraciones. Me declaro artista de besos y caricias en el cuello. Me declaro explorador del cabello rizado que cae hasta la cintura. Admirador de ojos café y catador de cachetes. Me declaro fanático de la sonrisa más sonriente que haya existido jamás. Ya mis alarmas se apagaron, mis miedos dejaron de temer. Cuando muera y sea interrogado admitiré gloria y plenitud. Diré que fui un idiota que tuvo una gran vida. Que todo lo que he escrito ha servido de algo, que tuve mi lugar favorito. Explicaré detalladamente lo que significaba el sentir su calor, su nariz esgrimiendo con la mía, sus dientes atrapando mi labio inferior. Mientras caía en un abismo infinito, mientras veía una luz brillante que me abrazaba.

Tal es el efecto de esta consagración, tal la grandeza del idilio. No me importa aceptar lo vulnerable que soy ahora, lo indefenso que me muestro al abrir mi alma de esta manera. Cuando atraviese el umbral del fin seguiré teniendo presente el tipo de felicidad tan específica que me regaló con sus gestos, con su risa, con sus palabras y su forma de hacerme sentir especial.

Ahora dormiré mientras su cuerpo continúa fusionado al mío. Mientras se diluyen las penas. Mientras los latidos de mi corazón indican que sufriré un infarto por tanto amor.

-La mañana luego de la noche-


Fotografía obra de Génesis Pérez 

Entonces pasó el eclipse de las fiestas.
Pasó la rabia y el desencuentro.
Pasó mi mala administración 
y la traición que me daba a mí mismo tantas noches a la semana.

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Me complace anunciar que la primera edición de mi libro «El Cuaderno que huele a polvo» fue impresa y a partir de hoy estará oficialmente a la venta. Si deseas adquirir uno contáctame al twitter @CelsoEmilioVM.

Este video promocional fue obra de @JohnKobritz en compañía de @Franccho y @VarlAudiovisual, amigos increíblemente talentosos a quienes agradezco enormemente su colaboración.

Dentro de poco será publicado un Making of acerca del proceso que este libro ha significado para mí.

Espero que les guste todo y compartan. Muchas gracias por ser parte de esta historia.


El final de los finales


Fotografía obra de Génesis Pérez 

Me quedo en silencio y el silencio se queda en mí. Nada se mueve, la casa está sola, afuera no hay nada más que algunos pájaros anunciando la lluvia. Debo tener una expresión tonta, como la de alguien que cree haber descubierto algo. Pero estoy tranquilo, sin moverme, intentando ordenar pensamientos. Así comienza el final de los finales.