Por siempre jamás


Fotografía obra de Juan Mattey. Fuente original Flickr

Qué puede saber un hombre del verdadero amor
si ni siquiera sabe de sí mismo.
Qué puede saber de besos, abrazos, caricias,
si aunque ya ha dado tantos aún no se funde a través de ellos.
Qué puede saber ese tipo del tiempo de un romance,
si no ha contemplado la eternidad en un par de ojos.
O del espacio,
si no hace de cualquier sitio su hogar con tal de estar con la otra persona.
No sabe qué es el dolor,
porque nunca ha llorado por la perdida.
Ni conoce lo que es ser vulnerable,
porque no se ha visto solo con su silueta alejándose.
No sabe de noches inolvidables al teléfono, de árboles y hojas secas.
No sabe de cartas colores sepia, de palabras sinceras y risas anhelantes.
Y yo, que he amado hasta perderme a mí mismo sin ella,
no tengo mucho más de qué hablar.
Sino soñar.
Con tenerla a mí lado otra vez.
Para así saber una vez más lo que es el amor.
Aunque verdadero amor es lo único que sembró.
Y en mí se quedará.
Por siempre jamás.


El hueco en dónde caí


Fotografía obra de Juan Mattey. Fuente original Flickr

El fondo del fondo es el piso de mi cuarto. Frío, duro, infinito. Aquí he dormido las últimas noches y he pasado los últimos días. Aquí he conocido que la peor parte de mí mismo es el instinto de autodestrucción. Me acaba desde adentro, poco a poco, contundente. Me acaba usando mi propia voz en susurros, incitando a lastimarme. Llegué buscando salvación, me alejé del mundo, de mi familia, de mis amigos, de cualquier cosa, y me encerré. Quería huir, estar solo. No contaba con que yo sería mi peor compañía.

Tristeza monárquica


Fotografía obra de Alberto Rojas. Fuente Original: Caracas Shots

-¡Mi reina! ¡Mi reina!- gritó el rey- ¿Dónde está mi reina?