Eso es lo peor


Fotografía obra de Alberto Rojas. Fuente Original: Caracas Shots

Despiertas sintiendo la angustia del día anterior. Incómodo, con dolor de espalda y ardor en los ojos. No has salido de casa en varios días pero te tiene cansado lo que ves por la computadora: las fotografías, los vídeos, esas noticias que estremecen. Y es que duele, duele mucho. Duele el país y la gente, y es que qué es un país sin su gente sino un pedazo de tierra.


 Aun así te levantas. Bebes café sin tener sed, desayunas sin apetito. Y vuelves a la computadora. El clima de la mañana pronostica tormenta social, revuelta, protesta y barbarie como respuesta. Sucesos en la gran Caracas, que sigue grande a pesar de todo; en San Cristóbal, con sus gochos valientes; en Alta Vista, que te queda a solo 25 minutos en autobús. A 25 minutos hay gente contra gente. Humo de lacrimógenas, gritos, golpes, detenciones, vidrios rotos y la represión aplastando a su paso. “Represión”, esa palabra está de moda, al igual que “dictadura”. Quién podría querer esto, quién podría soportarlo. Cuánta sangre se necesitará para alcanzar la democracia. Así transcurre el día, entre vida sin vida.

No contabas con que podría empeorar y te llega el mensaje: hirieron con perdigones a Donner y se lo llevaron preso. Coño, no joda. Preguntas cómo fue, por qué se lo llevaron. Por tomar fotos en la marcha, responden. No te lo puedes creer. ¿En qué momento pasaste a estar en una novela de George Orwell? ¿Cómo fue que no te diste cuenta en todos estos años que tus calles, tus ciudades, tu país, se iban convirtiendo en una distopía caribeña? No bastaba el hambre, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, que no hubiese medicinas, ni justicia, ni nada de nada conforme avanzaba la crisis; no bastaba. “Lo merecemos”, dicen unos, “no lo merecemos”, dicen otros. Y en el medio tú… Sin saber qué hacer. Sin saber en qué momento empezaron a joderse las cosas, y  poco a poco, recordando menos ese pasado mejor. Naciste y creciste en esto y no parece que vaya a cambiar.

Ya se hizo de noche, huele a humo. La guarimba comenzó en la calle afuera de tu urbanización. Más gritos, silbidos y el golpeteo de alguna cacerola pendeja que no se da cuenta que ya no es momento de eso. Dónde está la esperanza, quién se la robo, por qué no fuimos tras ella. Pero es que sí fuimos, eso es lo peor. Sí luchamos muchísimas veces, eso es lo peor. Sí lo intentamos, denunciamos, votamos; nada cambió y eso es lo peor. “Esto no es cualquier cosa”, dice tu mamá con los ojos aguados. Ya tú no sabes qué sea. Solo te duele, te duele mucho, y vienes a escribir porque no hallas qué más hacer.

Al final del día, antes de dormir, ves el calendario del celular y notas que aún es 19 de abril. Recuerdas que hace más 200 años, en esa misma fecha, comenzó el proceso de independencia del yugo español. Y reconoces que tristemente seguimos tan jodidos como aquel día. Otra vez, eso es lo peor.