-Descifrando quimeras-


Fotografía obra de Juan Mattey. Fuente original Flickr

Lo no tan bueno aparece como el jinete que anúncia un nuevo tipo de apocalipsis. Anuncia que el hecho de ser humano no incluye únicamente cervezas frías y conversaciones animadas, amores, cigarrillos y canciones en bares. Es algo más grande que involucra desolación estática en la mirada. Lo no tan bueno llega y se va, la cuestión es mientras dura.


El miedo que llega hasta la medula para hacerla temblar. Miedo al presente pero también al mañana por esconder tantos secretos. Terror a que la hoja permanezca blanca cuando más deseos se tenga de garabatearla. A que suban el precio del transporte público, o no se  pueda volver a tomar café y a comer arepas porque la escasez nos apuñale las vísceras. Miedo a que las bicicletas del mundo desaparezcan y a que nadie vuelva a sembrar semillas llenándose las manos de tierra. Un repertorio terrorífico esperando el momento para derretirse sobre las ojeras, en un corazón cercano a la soledad. Curiosamente no hay miedo a la muerte, solo a vivir.

Más adelante tristeza, melancolía. Cualquier sinónimo para una misma tarde gris, para suspiros indiscriminados con muecas que imitan dos puntos y un slash (:/). Infinidad de ganas de tirarse de un edificio, no por sentir la caída libre, sino por estrellarse contra el concreto dando por terminada esta tragedia. Depresión por tanto sacrifico inservible, por pararse temprano y dormirse tarde sin que esto traiga nada a cambio. Rasgarse las manos y no poder construir nada, fundirse la cabeza buscando respuestas. Desconsuelo por el amor que se fue lejos en un barco, por recordar a los amigos a los que les arrebataron los sueños con un pedacito de metal disparado. Más suspiros siendo reproducidos.

Finalmente sale el enojo. Se hacen grandes las ganas de gritar, de golpear, romper en mil pedazos usando telequinesis. La ira es una buena salida a la estupidez del exterior, a la incapacidad que tienen los demás de ser coherentes. Hay que conformarse con destruir espejos o lanzar objetos por los aires. Decirle sus cuatro cosas a quien lo merezca porque gracias a su insensatez este universo está como está. Ojala en alguna oportunidad se pueda acabar con la causa de esta cólera que provoca dolor de cabeza.

Antes prefería disfrutar y crear a sumergirse entre sombras. Pero es más económico mantenerse con los puños cerrados, es más fácil mover la cabeza en negación criticándolo todo. Ser un hater verdadero, con un corazón entrañado en la devastación que propone esta sociedad, y aun peor, sin el valor de intentar mejorarla. Ya no existe otra época, sino esta en la que ya nada tiene sentido. Aunque probablemente nunca lo tuvo y solo fuimos buenos mentirosos.

Así es esto de lo no tan bueno. De repente podría desaparecer, se irían los miedos, la tristeza y la rabia. De esa forma se seguiría adelante. Aunque ese uno ya tampoco sería Uno, sino solo un espectro regurgitado que buscará constantemente caer en el círculo vicioso de sus propias quimeras sin siquiera intentar descifrarlas.