Fotografía obra de VARL Photography.
Siempre es justo en ese momento en el
cual creo que todo está mal, que nada me sale bien y que mi vida es una
secuencia constante de malos momentos, en donde llega una señal casi divina de
fuerzas externas que me despiertan y me hacen contemplar maravillado todo lo
que me rodea. ¿Por qué se dan así las cosas? ¿Será acaso este destino una obra
irónica que solo busca subir y bajar nuestros ánimos hasta lograr que
enloquezcamos? No, yo pienso que quizás sea verdad lo que muchos dicen de
dientes para afuera y que reza: “todo pasa por una razón”. El confiar a esta
simple frase lo que ocurra en mi porvenir
será vital para no terminar cediendo terreno a la duda y al miedo que ya
desde hace mucho libran una batalla contra todo lo que realmente soy en el
campo de batalla menos propicio para mi tranquilidad, el cual es, claro está,
mi corazón.
Con todo lo que me ocurre
constantemente (y me refiero a los días en los cuales incluso a la hambruna le
da hambre y a la paciencia le dan ganas de salir corriendo) no dejo de pensar
en mis héroes. ¿Acaso ellos también pasaron por malos segmentos en su camino?
No lo sé, pero si caigo en la suposición creo que así fue. Aunque reparar en
esto no calme mi desesperación ni aumente mi confianza hacia lo que me depara
el futuro, si muestra ante mí la garantía de que la ley de causa y efecto sigue
vigente y que gracias a ella mi sacrificio no será en vano.
Vuelvo a mi actualidad y a mi trágica
condición, en la cual, incluso me voy perdiendo a mí mismo envuelto en un mar
de sombras y lamentos. Hasta que por fin y para mi bienestar, llega esa señal
que más que hacerme reaccionar con palabras, actúa con una bofetada de guante
blanco, con una muestra pura de sabiduría y belleza en donde se oprime un botón
de “Reset” en mi interior y comienzo a ver las cosas con mayor claridad, como
si todo lo que estuviese pasando no fuese tan malo. Siempre hay algo peor.
Entonces ¿será acaso cierta aquella
otra frase tan común que afirma que “después de la tormenta viene la calma”?
Pues sí. Según mi experiencia no existen dudas de su veracidad, puesto que
siempre que me he encontrado en dificultades simplemente algo ocurre y se calma
el terremoto que haya en mis pensamientos. El problema entonces quizás no sea
pasar por dificultades sino, dejar de saber presenciar ese momento de “relax”
que nos mandan como un respiro a tantas dificultades. Ese periodo de paz, de
alegría sin razón aparente y de renovación de esperanzas siempre termina por
llegar. Es en ese instante donde se olvida que tan mal vaya la situación, ya
nada parece tan problemático.