Fotografía obra de VARL Photography.
Octubre, de cierto año anterior a este.
No busco nada parecido a la
pobreza, porque ya he pasado por la necesidad. Quiero ser alguien diferente, en
un mundo diferente. Uno en el que cada día es una maravilla, un verdadero milagro. Pero ¿acaso este instante no es una maravilla
milagrosa? Sí que lo es. Pero nosotros en nuestro afán diario no logramos verlo
así.
Cuando todo esto empezó no había
nada más para ver en mí aparte de un montón de emociones reunidas en una misma
parte. Esa sensación nunca debió irse, pero de no haber ocurrido yo no habría
crecido, nada hubiese cambiado. Eso hasta ahora lo entiendo y hoy en día
continúo con las mismas impresiones pero en diferente contraste. Supongo que
así deben ser las cosas y yo no cuestiono a la vida, sino a la curiosa forma en
la que ésta nos demuestra siempre nuestra propia grandeza. Lo sigo creyendo, es
el ser humano un dios en potencia capaz de lograr cualquier cosa. Uno que en
muy pocos casos se mira ante un espejo sintiéndose como tal.
Fuerzas que salen de no sé dónde,
me invitan y empujan a continuar siempre hacia adelante. Porque aunque ocurren
muchas cosas en muy poco tiempo, yo conozco el futuro que deseo. Luchar por
este anhelo le seguirá dando a mi espíritu el mismo soplido de aire con sal que
reciben las piedras cerca del mar.
En este momento más que nunca me
siento fuerte. No sé ni siquiera explicar los procesos internos que se estén
dando en mi corazón. Pero puedo asegurar sin temor a equivocarme, que esta
existencia es y será por siempre una aventura digna de llevarse a cabo. Soy un
simple campesino que disfruta de su conuco; un obrero raso de los que les
silban a las muchachas bonitas cuando éstas pasan; un erudito que duerme en las
calles porque en estas épocas ya no se cree en los sabios; el taxista que
conoce todo lo que ocurre dentro de la Polis. Pertenezco a la vez, a ese grupo
de hombres que no luchan en contra del destino, si no que moldean éste según su
libre albedrío. Me siento la nada que es parte del todo. Entre un helado
o el abrazo de un ser querido, creo poder renovar energías para lograr
enfrentarme ante cualquier león que se interponga en el camino hacia mis
sueños.
Fin de la presentación.