-Va para todos, por todo-


Fotografía obra de Alberto Rojas. Fuente Original: Caracas Shots

Cuando ya se acaban las páginas de este laberinto y justo cuando aparece la luna en este mediodía, no quiero que continúen corriendo las horas sin hacer honor a quien lo merece. Al llegar a este mundo,  ni siquiera reparamos en uno de los componentes que marcarán nuestros días mientras pisemos esta tierra: los seres que nos acompañaran en la travesía. Se trata de saber agradecerles por estar presentes.


De todo lo que podría llegar a distinguir, estarán por siempre las noches inigualables que en compañía de mis amigos pude inmortalizar en la historia de las fiestas; el universo de experiencias compartido junto con mi familia; los atardeceres que tuve el placer de disfrutar con el amor de mi vida. Tantos detalles ofrecidos por individuos que han hecho de mi existencia un evento maravilloso. No por acercarse a algún tipo de perfección, sino por ser tan sincero su afecto como el mío hacia ellos. De verdad les debo tanto, que estas líneas se tornan inconclusas al no poder plasmar con ellas toda la luz con la que han podido iluminarme.

A quien correspondan estos párrafos quisiera inmortalizar. A Apolo por su gran ayuda en momentos difíciles, por sus consejos simples, sinceros y prácticos ante los devenires que me iban llegando. A Gisela por entenderme mejor que nadie, por estar en las peores de mis desventuras para ayudarme a aprender de ellas, por llegar a ser una hermana con la que no compartí nunca lazos sanguíneos. A Máximo por enseñarme que la nobleza no tiene fecha ni hora para ser empleada con sinceridad en nuestro corazón, por hacerme entender que aún en estas épocas tan turbulentas se debe tener calma. A Violeta por demostrarme que una persona puede sacar todo lo bueno que habite en otra, por llenar cada instante con un nuevo retazo de amor. Cada uno pudo demostrarme que incluso entre sombras y sequías, llega la felicidad verdadera.

Ahora mismo me siento como ese tango que escuchaba mi papá cuando yo era niño, ese que habla de una despedida porque la muerte ha llegado para sonreírle a su próximo cliente. Quizás no esté enfermo, quizás no vaya a trasladarme al plano de los difuntos. Sin embargo, siento la necesidad de hacer constar mediante este simple pedazo de árbol, que gracias a las personas que han pasado por mi vida es que puedo abrazar a la parca sin miedo alguno. Simplemente, hoy mi tranquilidad es plena por haber vivido tanto, por haber disfrutado al lado de aquellos que me aceptaron y me brindaron su compañía.


Para terminar de volverme un poco más dramático en este corto agradecimiento, quisiera pensar que he podido corresponder el inigualable regalo que ha significado la presencia de tantos actores en mi obra. Son y serán por siempre recordados. Este día es por ellos, por los que me acompañaron en las hambrunas, los que aprendieron junto a mí en esta exigente escuela, los que rieron a mi lado por cada chiste. Para ellos, por quienes yo daría la vida, porque en realidad han ayudado a construir ésta para mí.