Fotografía obra de Alberto Rojas. Fuente Original: Caracas Shots
Pareciera que los días ya no
duran tanto, pareciera que a veces no podemos si quiera disfrutarlos. Todo el
tiempo hay algo por hacer, algo en qué preocuparse, sueños para soñar. Tantas cosas en las qué emplear nuestra energía. Lo bueno es que siempre
termina por llegar un respiro, ese en el que de repente ya no te sientes
llevado por la rapidez de esta corriente que es vivir.
Despierto, todo parece igual que
siempre, para bien o para mal esta es la realidad que debo afrontar actualmente.
Pero no, esta mañana es particularmente especial. Entiendo que se
trata de percepción, que quizás las mañanas tienen los mismos factores y que
lo que cambia es nuestra visión ante estos. Lo sé, estoy hablando como si
supiera mucho del asunto. No me malentiendan, solo quiero expresar la idea
simple de que la realidad será siempre pasajera, cambiante.
Ante cualquier situación compleja que
lleguemos a tener, existirá la elegante opción de ver el lado positivo de las
cosas. Eso mismo, el positivismo, es algo bastante difícil de mantener, pero sirve
incluso para salvarnos la vida. La paciencia también tiende a faltar y eso es
algo entendible. Somos humanos, es parte de nuestra propia naturaleza
desesperar de vez en cuando. Entiendo que todo llegue a tornarse como una obra
de teatro cuya trama amenaza con consumirnos sin que nos demos cuenta.
Entonces, ¿qué hacer ante la desilusión, ante cada prueba y cada depresión? Simplemente seguir adelante. Es cierto que se trata de algo realmente difícil. Creo que es cuestión de tener presente que nada será eterno, que cada situación será transitoria, que tarde o temprano volverán los instantes dignos de fotografías. Vuelvo a lo que ya dije, se trata de percepción.
Entonces, ¿qué hacer ante la desilusión, ante cada prueba y cada depresión? Simplemente seguir adelante. Es cierto que se trata de algo realmente difícil. Creo que es cuestión de tener presente que nada será eterno, que cada situación será transitoria, que tarde o temprano volverán los instantes dignos de fotografías. Vuelvo a lo que ya dije, se trata de percepción.
Mis propias experiencias me han enseñado que sobrellevar
los eventos es mucho más fácil con una sonrisa. Se trata pues de que hasta el
final preservemos la calma, que tengamos claras las razones de
nuestros esfuerzos. Cada detalle que te rodea es un motivo para realizar lo que
deseas, por siempre serás tú mismo el creador de cada oportunidad. En un
domingo como éste, que empezó bastante aburrido y que ahora se ha transformado
en una revolución de alegría, puedo decirte que no hay mejor momento para ser
feliz que ahora.
Un bossa nova acompañado de un
café caliente, un domingo para reencontrarse, cosas así son las que nos hacen entender que no todo es una
tragedia.