Fotografía obra de VARL Photography.
Están esas motivaciones que acaparan
cada partícula de la conciencia, que se apoderan de los esfuerzos intentando
hacerse realidad. Están también esos deseos que pasan a ser la razón propia por
la cual continuar con vida. Hay muchas cosas de ese tipo, tantas como la imaginación
puede diseñar entre pestañeos fugases. En este momento aparece la ilusión
desmedida por lograr que todo este entorno cambie, porque las cosas dejen de
ser lo que fueron y puedan dar paso a lo que serán.
Soy un humano cualquiera, con
todo lo que encierra dicha condición, no soy tan bueno, tampoco tan malo, solo
soy yo mismo dependiendo del segundo que transcurre. Creo que solo así podría
poner en evidencia que tampoco soy tan perseverante, que también me he rendido,
llorado y querido que las cosas sean diferentes. Pero también está esto que continúa
a mí alrededor moviéndose, ese mundo que ni siquiera conozco completamente, que
me espera pero que no depende de mí. Soy parte de algo nuevo, de un ejército
que intenta abrirse camino entre todo lo que hay, por eso no es opción dejar de
innovar. En realidad creo que todo termina por salir bien si se lucha por ello.
No se puede ser tan fatalista.
Siendo sincero, mi corazón se ha llenado
de experiencias ajenas, todas soñadas y realizadas por otros. Ya no quiero nada
de eso, por eso hoy comienza un nuevo capítulo de toda esta novela rebuscada
que me tocó vivir. Vuelvo a esas motivaciones que llenan de alegría mi
universo, la simple idea de poder realizarlas es una oportunidad que no se
puede desperdiciar. Por eso concluyo esta brevísima cuestión pensando en todo
lo que quiero hacer, en que ya es hora de olvidar lo que no hice, en que el presente
me pertenece. Ya mis sueños dejan de ser simples querencias, han transmutado y siento que se vuelven casi palpables.