Fotografía obra de Alberto Rojas. Fuente Original: Caracas Shots
Quisiera que esto sonara como una
canción, como una que pudiese gustarle de inmediato a quien la escuche No se puede,
igual eso no evitará que esta cosa sea redactada por mero capricho. Yo que soy
más normal de lo normal, que no tengo mucho para sacar a relucir más que esta
sonrisa que intenta constantemente no titilar. Yo que no pude evitar este
destino lleno de sueños e ilusiones, lleno de estrellas que brillan para que no
me pierda durante la noche. Yo que no puedo si quiera disimular lo que siento y
termino por delatar hasta las siluetas más finas que se dibujan en este corazón.
En fin, yo no podría vivir sin disponer de un tiempo para apreciar la ciudad
desde alguna terraza. Siempre he creído que los detalles pasajeros y casi
imperceptibles son los que nos hacen grandes.
Ahora mismo no puedo pensar muy
bien. Me concentro en eso que mueve todas mis acciones hacia un destino
específico. A veces me enojo conmigo mismo, llega el desespero, luego la calma y
continúo adelante. No quiero decir mentiras con respecto a mis defectos; la
verdad estos son tantos que es imposible que pasen desapercibidos. No tengo
nada, y si en algún momento tuve algo, hace mucho que lo perdí. Ese pesimismo
tan natural en mí se vuelve un aliado cuando hace frio y no hay café, solo él
viene para apoyarme. Termina siendo irónica la cuestión, pero cuando lo pienso
detenidamente, hasta eso deja de importar.
Me he hecho viejo sin darme
cuenta aunque nadie logre quitarme la libertad. Ella es tan mía como este
espacio, como este tiempo, como cada pensamiento que contenga la mente que me
tocó desde el principio. Me he hecho viejo sin que aún tenga canas, sin que las
arrugas delaten el peso de los años; en conclusión, he envejecido aunque
continúe siendo joven. Entonces me alegra entender que sigo siendo aquel muchacho
lleno de emoción que en algún momento quiso
salir de su pueblo para buscar algo más. Por ahora se me acaba el papel para
esto que escribo. También se han agotado las incoherencias recopiladas hasta
este momento. En fin, me gustaría aclarar que esto no es un poema, tampoco una
declaración; es solo una carta que te envió para contarte mi normalidad. Quisiera
recomendarte que estés tranquila, que intentes ser feliz a pesar de tanta
tragedia y que te enfoques en ser tú todo lo que yo no fui.