Fotografía obra de VARL Photography.
Irónicamente me he vuelto a perder entre los pasillos de
esta vieja casa, entre las calles de este barrio de la niñez que ya tampoco me
pertenece. Es en realidad una razón perdida de las tantas que me acechan, de
todo el universo de verdades ocultas y el mismo olvido que viene a querer
borrarme. No tengo nada, incluso no podría llegar a tener algo, pero sigo sin
sentirme mal a pesar de todo. Me encuentro extraviado, pero no creo que esa sea una excusa para
dejar de creer en mí mismo. Cuando pueda encontrar a mi Yo todo recobrará su
sentido inicial, todo volverá a ser como cuando mis sueños aparecieron por
primera vez. Podré volver a navegar en el Caroní, en el Orinoco, y no en las
lágrimas que emané durante mis martirios más graves. Porque lo acepto, aún me
siento un poco triste por tanta cosa.
El mundo muere
mientras yo intento renacer. Anhelo esa
sonrisa que parecía eterna, ese beso dado con todo el amor de una caricia,
intentar detallar con ilusión cada estrella. Nada de eso se ha perdido, queda
tiempo para creer en algo más que solo certezas, para ir más allá de la costa
más lejana. Cada instante tiene un sentido, a pesar de que en medio de la
desgracia éste no se distinga. Creo en todo lo que me rodea, hasta en la sombra
que me sigue y no me abandona. Cuando
logre salir de este limbo y pueda levantarme de este sitio en el que estoy
sentado sin hacer nada, podré disfrutar de cada día como nunca antes. De eso se
tratan las renovaciones, de lograr vivir la tragedia, aprender de ella y continuar.
Por ahora estoy perdido sí, pero me encontraré muy pronto en el mapa de este
corazón. Este limbo será pasajero, mientras que mis convicciones perdurarán
ante la adversidad.