Fotografía obra de Janmary Molina
Aprovechando que ahora te tengo
frente a mí, quisiera recordarte ciertas cosas. Siempre tengo mucho qué decir,
pero creo que esta vez es importante. Tú eres para mí la luz de una lámpara
que, de apagarse, dejaría vagando a mis ilusiones en la oscuridad. Eres lo que
llegó cuando era justo y necesario. La que siempre está ahí para escuchar
incluso mis silencios más encriptados. Una brújula que me guía, porque
también eres mi único norte.
Lo sé, no te gusta que te diga
cosas como esas porque te sonrojas ante cada palabra, pero es menester que
continúe con esta confesión que solo busca llamar la atención de tu corazón.
¿Recuerdas el invierno? ¿Recuerdas esos días en los que el frío era espantado
por un abrazo inmerso entre cobijas calientes? Yo sobrevivo gracias a esas
memorias. Sobre todo lo hago gracias a tus besos que buscan mi alma, a tus
caricias que me hacen llegar hasta el cielo mientras sonrío porque en dichos
instantes soy realmente feliz. Eso logras, eso y mucho más. Tú que no pides
nada de mí y que logras recibir a cambio todo lo que puedo dar. Necesito
cuidarte en mis brazos, mantenerte siempre segura ante la adversidad. Tú más
que nadie sabes que mis defectos no son pocos y, aun así, continúas estando
aquí.
Quiero formar contigo un futuro
en el que solo estemos atados a la libertad, y si existe el éxito, también quiero
que sea a tu lado. Para mí el éxito sería despertar junto a tu cuerpo cada
mañana, tomar un café a primera hora, y que tu presencia me acompañe hasta
cuando no estés. Porque incluso en la distancia tu Ser me tomaría de la mano,
siempre con tus ojos negros rastreando los míos, siempre tu boca pronunciando
palabras bonitas, siempre tu cabello oliéndo a flores. Pretendo luchar por cada
detalle ínfimo que emane este cuento que se desarrolla junto a ti. Eres mi
Julieta en esta obra de teatro que protagonizamos. Una sirena que hipnotiza
mediante canciones desplegadas con tan prodigiosa voz. Eres para mí lo que the little red-haired girl es para Charlie Brown, simplemente inigualable. Ante todo,
eres y seguirás siendo Tú.
No puedo encontrar en este
momento una razón lógica para todo esto. Solo necesitaba decirte lo que esta
conciencia tan caprichosa siente a cada segundo. Me hago viejo en un mundo que
no siempre puedo entender, con una vida que se esmera en llenarme de dudas. Me
hago viejo pero estás acompañándome, ayudándome a andar, sosteniendo mi
voluntad con tus actos más simples. Me hago viejo y creo tener la certeza de
haber vivido una verdadera historia de amor gracias a una mujer particular, sin
ningún parecido a cualquier otra. Con tales cuestiones no importará la vejez,
porque tú y yo seremos jóvenes eternamente. Para mí ha sido el mayor de los
placeres haber coincidido con tu camino aquella mañana. Seguirás siendo mía, pequeña niña pelirroja, incluso cuando ya no lo seas.