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Fotografía obra de Alberto Rojas. Fuente Original: Caracas Shots
Lo siguiente es un rompecabezas, de esos que
uno empieza los sábados en la noche cuando no hay nada que hacer y en donde
termina armándose a sí mismo.
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Una vida repleta de signos de interrogación,
de alegrías sinceras y de la necesidad perenne de querer llegar muy lejos. La
muerte tardará en llegar.
La magia de nuestras noches, esas que se
hicieron días gracias a tantos fuegos artificiales.
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Cuando era niño pensaba que todo era posible,
que la belleza de la vida recaía en un helado algún día caluroso.
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Ser grande, tanto como la altura del cielo lo
permita.
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Encontrarte en
mis teclas y en el papel fotográfico, en mi teléfono y en el botón Play que
detona nuestras canciones.
Buscar inmortalidad en este suelo, solo por el
simple hecho de que lo quiero como si fuese solo mío.
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Yo que idolatro esta ciudad, que no podría
verme en ningún otro espacio, tengo la necesidad de llevarla a la gloria.
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En esta conciencia altanera, llena de
piercings y tatuajes, se esconden verdades, voces estridentes, una que otra
carta de amor que nunca fue entregada.
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No pensar tanto las cosas, ir directo a la
acción. Sin mucho drama, disfrutando de cada segundo del reloj.
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Claro que lograremos el infinito, ¿Cómo no? Si
el motor de nuestros actos son estas ganas de cambiar todo lo establecido, de
crear cuanto se pueda.
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