Fotografía de Víctor Alfonso Ravago
-¿Y dime cómo te sientes?
-Igual que siempre, pero diferente.
-¿Si? Explica un poco más.
-Bueno, ya no soy el de antes, a veces ni siquiera me
reconozco en el espejo.
-¿Y eso es para bien o para mal?
-Yo siempre estoy bien, hasta cuando estoy mal.
-¿O sea que estás mal?
-Solo estoy.
-Dime más.
-Mis sueños han dejado el mundo de Morfeo, ahora están
conmigo, acompañándome cuando despierto. Tengo todo el tiempo que quiero desde
que entendí que yo seré el único dueño de cada reloj que use. Aprovecho los
segundos de paz inesperada de cada día, sobre todo cuando creo que quizás no
lleguen y de pronto aparecen por si solos. En fin, respondiendo a tu pregunta:
todo cambia cuando entiendes que nunca estarás realmente bien o mal, solo
estarás.
-Me alegro mucho, en serio. ¿Y tus recuerdos?
-Mis recuerdos siguen ahí, no se han ido. Gritan de vez en
cuando para hacerse notar, pero ya no les presto la misma atención. Tengo que
producir nuevos fragmentos que encajen en la memoria. Pero no te lo niego,
algunas veces me pierdo entre los que ya existen en ese rompecabezas.
-¿Cuáles de ellos gritan con más fuerza?
-Justamente los que no me agradan tanto. Como cuando me emborraché porque me habían
roto el corazón, o cuando me hundí en aquella depresión sin sentido que casi
logra matarme. Es extraño reconocer que es a mí a quien les pertenecen.
-Los recuerdos despiertan tus miedos al pasado.
-Quizás, pero también logran transmutar en valentía hacia
este presente.
-¿Y por qué este presente parece apagarse?
-Hay que hacer de este tiempo nuestro hogar.
-Hablando de eso, ¿Ya no te aterra salir de tu casa?
-El exterior me trae libertad mientras que mi casa me esclaviza,
a eso último es a lo que realmente le temo.
-Libertad… Que concepto tan ambiguo. ¿De verdad crees conocerlo?
-Somos lo que somos, lo que deseamos ser. Ahora mismo soy
libre, pero mañana podría volver a estar atado a cualquier cosa, todo el
proceso sin salir del mismo cuerpo.
-Muy bien, muy bien. Ya cerrarán el bar, dime ¿qué piensas
hacer?
-Volveré a ver detalles imperceptibles, a creer que el amor continúa
esperándome para compartir nubes en el cielo. Pero también deseo fervientemente
revivir esperanza en los demás, que todos también puedan creer que el futuro
funciona. Continuar conviviendo conmigo sin llegar a sentirme incómodo por
dicha compañía. Leer más libros, escuchar más canciones y tomar más fotos. Que
el optimismo no ceda, que siga siendo obstinado.
-Entonces todo saldrá bien, aunque este sea el final.
-Solo los finales se vuelven comienzos, así será.