-Papagayos consagrados-


Fotografía obra de Génesis Pérez.

Muy bien, procederé a la explicación. Nuevos entes han aparecido. Teorías alucinantes, pensamientos increíbles, ideas que anhelan grandeza; todo inmerso en el deseo más sincero de realización. Portando únicamente el todo que regala esta nada, tal estado permite alcanzar cualquier cosa. Este ahora es lo único que se tiene, y al mismo tiempo, representa un universo de oportunidades relampagueantes. 

El destino fluye a través de las manos, espera ser tomado y sentido por su portador. Solo hay que darle enfoque y dirección. Seremos por siempre vectores que no dejarán de vibrar y moverse en pro de querencias desmedidas, esas que dan libertad aunque se continúe entre paredes.  

Se trata del complicado devenir que nos lleva y nos trae. Pero también de la respuesta que se de a cada acontecimiento. Porque todo lo que venga tendrá el matiz de la reinvención, ese que se olvidó entre tardes monótonas y meses fugases. A partir de este momento se volverá a crear, se volverá a creer. En eso reside la esencia del Ser, en formar nuevos mundos a partir del que ya se habita.

El capricho por la inmensidad debe mantenerse latente. Al igual que la certeza de que no todo es tragedia en este cuento que aun se escribe. También se tendrá que mirar los paisajes sin dejar de maravillarse por su presencia. Serle fiel a las nubes, a la luna, a la gente que nos anima a seguir junto a ellos. Cree en tu casa por encima de todas las demás del barrio.

Por mi parte, continuaré sentado en esta acera siendo maravillado por los papagayos en el atardecer. Estos son ilusiones propias alzando vuelo, siendo inmunes a la realidad de acá abajo . Me alegra haberte encontrado por causalidad y confesarte esta brevísima consagración.