Arte de Nedo Mion Ferrario
Fotografía obra de Alberto Rojas. Fuente Original: Caracas Shots
Hoy me siento en la capacidad de retomar lo incoherente. Puedo
hacer lo que desee sin que me importe llegar tarde al trabajo. El primer
impulso resultan ser esas tonterías llenas de libertad que todo ser humano
necesita, aparecen como otra revelación de esta conciencia vagabunda. Volverán
las campañas tercas por la felicidad, nada que ver con esas sesiones
masoquistas llenas de lágrimas innecesarias. Solo necesito optimismo y algunos
buenos chistes, canciones de salsa y que el destino me dé una oportunidad. La
cuestión es esa, que la existencia es una maravilla cuando se le saben buscar
las incandescencias. Pero no me desviaré más, es necesario que se comience a
hacer lo necesario. Ya sea salir a pasear en una alfombra voladora o aullarle junto
a los perros a la inmensidad de la noche. Sea lo que sea, da igual, tienes ese
chance increíble de devolverle a la vida lo que ella realmente desea: ser
vivida. La vida es como una chica caprichosa, ¿sabes? Te podrías despertar
cualquier mañana y quizás ya no esté al otro lado de la cama abrazándote. Por
eso es que hay que aprovechar cada uno de sus suspiros, todas sus miradas. Créeme,
si te digo esto es porque yo también intento acercarme a lo distinto, cambiar
el orden de todo lo establecido e intentar ser libre mientras siga enjaulado.
Manteniendo esa postura fue que escribí esta nota de nevera antes de salir a la
calle. Porque decidí volver a lo inusual, a lo curioso de los actos poco
comunes. Es más divertido, muy fácil y llevadero. El descarte me ha llevado a concluir
que la mejor versión de mí, es aquella que no se puede determinar. Esa que se
encuentra atada a la inmensidad de lo inusual.