Fotografía obra de Víctor Alfonso Ravago.
El
universo tenía planes para esta reencarnación.
Nada
resultó como debía y en su lugar se formaron un montón de chécheres.
Ahora uno revisa nuevamente el almanaque de los objetos perdidos,
intentando
descubrirse, destruirse, reinventarse.
***
Es fácil
acostumbrarse al mundo;
buscar hábitos
y paisajes para volverlos propios;
serle fiel
a lo que quiere la sociedad y a ese perro con nombre genérico que espera en
casa.
Cuesta más
crear balsas con sueños e ilusiones para navegar.
***
Creerse
dueño de todo, aunque no se tenga nada.
Y reír y cantar
sin una razón necesaria.
Lanzarse
gritando y morir sin miedo a uno mismo.
Ser un personaje
de ese guión fantástico que aún no se ha escrito.
***
Pasar de
un extremo emocional a otro,
pero siempre
terminar a orillas del Caroní.
Deprimirse
en días nublados,
pero
volver a sonreír al final del helado.
***
Entonces el
universo tenía planes,
terminó dándola
al permitirme esperanza.
Elegí
ser chécheres, esta ciudad y los consejos de mi mamá.
Esa constitución
me hace feliz.