-Es que somos dramáticos-


Fotografía obra de VARL Photography.

-Tengo muchas cosas para decir y no sé por dónde empezar…

-Entonces empieza por el final.


-Ese es el problema: mi final es lo más triste del mundo.

-No seas egoísta, reconoce lo bueno que te ha pasado.

-¿Realmente ha sido bueno lo supuestamente bueno?

-Ha sido lo que debía ser.

-Entiendo pero eso ya no es suficiente. Estoy realmente cansado, ¿sabes? Es como si llevase varias vidas intentando cosas que no resultan.

-Quizás sea cierto y sí las lleves.

-Por eso ya no quiero hacerlo. Lo único que quiero es paz, estar tranquilo, sin estos esfuerzos que no llevan a nada.

-Pero fíjate que eso, la paz, es en sí un gran esfuerzo.

-Entiéndeme, ya no sé ni siquiera sé qué valdrá la pena, qué tendrá sentido, qué será real.

-Tú eres real.

-Sí, lo soy, y eso también llega a convertirse en un martirio. Ser real, ser valiente, tener sueños, querer que sean felices las personas que amamos. Cuán difícil se vuelve eso en este mundo injusto, contaminado y viejo. En qué momento nos perdimos, en qué momento nos dejó de importar el volver a encontrarnos.

-En el mismo momento en el que perdimos la esperanza, como tú ahora.

-Yo no dejé a mi Esperanza, ella me dejó a mí.

-Pero no te preocupaste en seguirla. Preferiste olvidarla, dejar de verla en fotos, dejar de llamarla a la media noche.

-Fue lo mejor. Mi Esperanza se cansó de mí, de mi situación decadente. Y bueno, era algo de esperarse.

-Entonces también es de esperarse que tú también de canses, ¿no?

-Exacto. Ya no tengo fuerzas. Me duelen los músculos, la espalda, la cabeza. He llegado a límites insospechados en galaxias lejanas buscando sueños. Solo he encontrado razones para morir y al fin descansar.

-Querido amigo, tú ya estás muerto. Te suicidaste al despertar esta mañana y decidir rendirte. Lo que quedará ahora en este mundo será una silueta medio parecida a la tuya, un espectro con tus credenciales pero sin la fuerza vital que antes tú llevabas.

-¿Para qué hablamos entonces? Si ya nada tiene razón de ser, ¿para qué continuar lastimando la herida?

-Pregúntatelo tú que has venido al baño a conversar conmigo, tu reflejo en el espejo. Yo solo soy una quimera, un retazo de tu conciencia exteriorizada. Tal vez he fallado en mi tarea de protegerte, pero ya es muy tarde para que yo también me arrepienta. Solo te pido perdón por causarte daño, por recordarte al amor de tu vida (tu Esperanza) a pesar de que tú solo la querías olvidar, por insistirte en buscar sueños cuando he sabido lo difícil que es el solo hecho de sobrevivir. Solo me hubiese gustado que fuese diferente, qué lastima.

Se hizo el silencio, se penso un largo rato, se replanteó nuevamente un destino. Finalmente el tipo que se miraba al espejo habló nuevamente.

-Bueno, bueno, solo porque soy terco no me rendiré y continuaré adelante a pesar de todo, a pesar de que no haya conseguido nada. Tú no tienes la culpa, eres el resultado de mis desvaríos ilusorios y no tienes responsabilidad en esto. Prometo afeitarme, ponerme mi mejor camisa y salir nuevamente a ese mundo al que le gusta tanto ponerme a prueba. Quizás logre encontrar a Esperanza en su pueblo natal. Quizás encuentre la paz o para la noche realmente me haya suicidado. Para mal o para bien, lo único que puedo asegurarte es que no dejaré que este sea el final. 

-Es que somos dramáticos. Tranquilo, todo saldrá bien.