Fotografía obra de Juan Mattey. Fuente original Flickr
No creas que es amor
a pesar de que te piense todo el día.
A pesar de que al cerrar los ojos vea
los tuyos
o de que escriba tu nombre al revés
intentando conocerte más.
No pienses que es cariño lo que te
tengo,
incluso cuando percibas que es el
cariño lo que me esté sosteniendo.
No te extraño, no te pienso.
Y eso pienso mientras siento cuánto
extraño.
No es cariño, me repito.
Y lo repite también mi corazón
enajenado.
Yo soy un tipo duro, un lobo
solitario de la noche fría.
Por eso no siento calor,
aunque tus abrazos me envuelvan en
candela.
Por eso no creo en las otras vidas,
aunque al final de ti haya muerto y
revivido.
No creas tú que esto es amor, amor
mío,
lo que acciona el vacío que siento
cuando te vas,
el temblar de mis manos cuando me
hablas
o las ansias de que no cuelgues el
teléfono.
No lo es y te advierto,
que no juegues a sentirlo,
porque el amor cuesta muy caro en
esta vida con inflación.
Porque al final estaremos yéndonos
igual de solos que como llegamos.
Y debido al miedo a perderte y a que
la melancolía llegue,
prefiero no admitir que me he lanzado
por el barranco de tu boca
mientras te sigo besando con los ojos
cerrados.
Mientras te tomo de la mano al
caminar por el parque,
te escucho el corazón desde lejos
o te sigo diciendo que lo siento,
pero no es amor.