¿Ya puedo llamarme escritor?
Tuve la idea de escribir este
artículo al leer las publicaciones que mi amigo Ale -creador de toda la
identidad gráfica de Café y Arepas y de la página que lees ahora- está
haciendo en su Blog para contar su experiencia en el diseño web.
En el segundo artículo que
publicó, plantea lo difícil que fue para él llamarse a sí mismo diseñador y
yo no pude estar más identificado con esto ya que por mucho tiempo me costó llamarme
escritor.
Pero resulta que, en ambas ocasiones, diseño y escritura, hablamos de un oficio. En mi percepción, para realizar todo
oficio se requiere de dos elementos: disciplina en la búsqueda por mejorar y, sobre todo, constancia en la realización.
Entonces, si yo mismo creo
cumplir con esos dos factores, ¿por qué coño no
llamarme escritor? Pues por una cuestión muy tonta: me daba miedo al título y lo que representa pues toda la vida pensé que solo podría llamarme así cuando llegase a ser exitoso.
Pero, si te soy muy sincero, ya
me siento exitoso, de hecho, muy exitoso. ¿Por qué? Simple: vivo haciendo lo que me
apasiona y creciendo como persona en el proceso. De ese modo, al calcular las variables,
pude llegar al resultado final, dejarme de pendejadas y decir con orgullo: soy un escritor.
Escritor en Venezuela
La realidad de mi país -mi querido y doloroso país- condiciona
cualquier sueño. De esa forma, desde que comencé a ver la escritura como el
camino a seguir, me di cuenta de que este sería cuesta arriba y de que cada meta
iba a necesitar una cuota de esfuerzo bastante grande si quería alcanzarla.
Pongamos este ejemplo: imprimir de forma independiente mi primer libro llamado El Cuaderno que huele a polvo.
Esto ocurrió en el año 2015 y en ese entonces el contexto de una inflación inmensa y de crisis económica ya estaba latente en Venezuela. Por ello es normal que, en el presupuesto emitido por la imprenta, se enfatizó que el costo tendría
una vigencia de 3 días. Luego de esos 3 días, ellos estaban en todo su derecho -y no porque quisieran- de cambiarlo.
Es que claro, en Venezuela los
precios aumentan demasiado y muy constantemente, por ello llegué a pensar que mi sueño sería imposible. Sin embargo, no me rendí. Trabajé muchísimo para generar el dinero suficiente y pagar mi propio tiraje de copias.
La clave estuvo en mucha paciencia y empeño. Al final, luego de tanto sacrificio, logré sostener en mis manos mi primer libro impreso:
Todo esto lo cuento para demostrar cómo, apenas con una sola meta, el panorama actual de Venezuela fue un condicionante clave dentro del deseo que siempre he tenido de mostrarle a las personas mis escritos.
Teniendo en cuenta mi experiencia
como escritor venezolano, decidí realizar hace poco un vídeo que publiqué en el
canal de YouTube de Café y Arepas en el que conté algunos de los logros que he
podido alcanzar desde el 2012, año en el que comencé a publicar lo que hago.
Y ahora... ¿qué sigue?
Sé que este artículo se titúla "Escritor venezolano en Venezuela", pero la verdad -y es la primera vez que hablo de esto públicamente- es que muy pronto me mudaré de país. Sí, es una noticia muy común en estos días, pero para mí es bastante compleja toda la situación al respecto.
Mi plan inmediato es radicarme en Chile, en dónde vive mi hermano desde hace un tiempo. No quiero dejar mi sueño de vivir de lo que escribo. Al contrario, quiero aprovechar nuevas oportunidades y proponerme retos diferentes.
Tengo pensado, entre otras cosas, ponerme en contacto con editoriales chilenas con el fin de presentarles mis libros, al menos ese es el plan, vamos a ver cómo sale todo.
Si te soy sincero, también tengo miedo ante las adversidades de la vida, pero no dejaré de tener clara mi filosofía: ¡Dar el todo por el todo!
Así de simple, sé que todo saldrá bien.
Créditos:
Gif 1: Giphy