-July-


Fotografía obra de Génesis Pérez 

«De las decisiones que tomamos y las repercusiones que éstas nos imponen tarde o temprano. El problema está en el tiempo, en que sea siempre hacia delante y en que se guíe en la causa para dar el efecto. En eso está la base de su perfección y la naturaleza de su inminencia. La decisión y la acción; la acción y el tiempo; el tiempo y el resultado; la alegría si todo sale según lo planeado y la tristeza si es al revés. Pero así es la vida y en algún momento de nuestra niñez entendemos que de esa manera funcionan las cosas, aunque siempre terminamos obviando esa realidad al intentar luchar en contra de la corriente. Aún peor, a veces creemos ser capaces de ganarle al destino, una muestra de esa testarudez con la que venimos al mundo. El punto es ese entonces, la decisión. También están los miedos del pasado, las inseguridades hacia el futuro, el karma de nuestra conciencia; y en el medio nosotros, intentando ser diferentes. Deseando pasar de una manera muy propia a la gloria que propone la felicidad; esa termina siendo la meta final de todo ser humano. En realidad esto termina siendo un impulso mecánico que sentimos con el fin de estar en paz con nuestro exterior. ¿Y qué pasó con el sueño de despertarnos con la misma sonrisa con la que nos dormimos? Esa sería la cosa más bonita que a nadie podría llegar a pasarle pero esa ilusión pareciera ser secundaria en ocasiones.


Entonces están dos cosas relacionadas y que ya han sido nombradas con anterioridad: las decisiones y la felicidad. Son esa clase de temas etéreos los que discuten los filósofos con el mundo y (más importante aún) con ellos mismos. Cada quien a su modo tiene la forma de definir ambos términos en correspondencia con su propia vida. El asunto se vuelve problemático cuando negamos el hecho de que ni siquiera podemos sincronizar términos tan comunes en nuestras vivencias. Todos sabemos de gentes que no saben que las decisiones que están tomando desencadenaran un mar  de eventos secundarios que generarán otros que vendrían siendo terciarios. Continuando de esa forma hasta que se cree un universo. Al mismo tiempo, se sabe de los que poseen mil y un pensamientos en los que se encuentran metas, sueños y anhelos que no están si quiera ligados a la felicidad sino a elementos pasajeros. 

Para finalizar te diré algo: es imprescindible tener claro esos términos en nuestros días. Claro, tampoco se desea desarrollar un miedo irracional a la tomas de decisiones enfocándonos en el hecho de que éstas quizás no vayan a ser las correctas. Para eso jamás dejará de funcionar seguir al corazón debido a que esto nos garantizará actuar con plenitud y sin arrepentimientos sea cual sea el resultado. Así mismo, no se busca que la felicidad se consume como un tramo inalcanzable del camino como si estuviese ligada a la perfección o algo así; al contrario, no habrá algo más noble que admitir que de verdad se es feliz con lo que tenemos y tal y como somos. Te pones a pensar en esa clase de cosas y concluyes tus propias verdades sin tener que buscarlas en ningún libro. En conclusión a estas en particular, lo mejor es siempre vivir con una sonrisa que venga desde el alma. Una que refleje que nuestro espíritu continua vivo».

Esas eran la clase de cosas que me decía July mientras pasábamos la tarde en algún café de la ciudad. Ella me prestaba sus palabras mientras yo apenas comenzaba con un mundo de posibilidades ante mí, aquel que me proponía la vida y que yo debía moldear. Ella fue una amiga, una maestra y una guía que me condujese a las verdades simples de las cosas. Aquellas que uno mismo puede concluir con solo pensarlas por un momento. Gracias a ella y a esa tarde de jueves, pude actuar sin arrepentimientos y con esa sonrisa del alma que reflejaba que estaba bien con el mundo y conmigo mismo.