-Nota de voz-

 Fotografía obra de VARL Photography.

Siempre he tenido buena memoria, incluso para esas cosas que realmente he querido olvidar. No sé si llegaría a convertirse en una especie de maldición tal cuestión, la verdad es que rememorar tantas cosas es llegar a pensar en que he pasado por muchas vidas dentro de una sola. He ido y venido a tantas partes que en realidad a veces no se ni dónde estoy, quisiera que eso cambiase. En ocasiones me he quedado sin esperanzas porque la escasez abunda, otras tantas el amor se ha consagrado como un privilegio destinado a los demás, jamás para mí. He allí cuando me percato que he vuelto a la depresión, que esto se trata solo de una obra triste, que en esta confesión se cuelan los vestigios de cierta melancolía y de varios arrepentimientos.


Pero entonces me concentro en lo importante, en lo que tengo, en lo que soy. Por eso alejo tantos espejismos e intento continuar, lo importante siempre es eso. El reloj continúa detenido, ya no recuerdo desde hace cuánto que está así, una prueba irrefutable de que el tiempo ya no posee el mismo valor. Lo único que realmente tengo claro es que los días y las noches pasan muy lentamente, que la temporada de lluvia tarda más en llegar y que el calor de los mediodías hace que yo desespere.

Se me están acabando las palabras, quizás es que en realidad ya no tengo nada importante que escribir. Sé que ya no debo hacer habladurías innecesarias, pero simplemente éstas se terminan colando a través de mis esfuerzos. Todo lo que he hecho y lo que he dejado de hacer es parte de una historia que no ha terminado de contarse, que continúa luchando por no agonizar en el anonimato. Ya no tengo mucha paciencia para mí mismo, he llegado a ese punto en el que la realidad se torna una especie de obra de teatro sin un final claro. Mi voluntad es una armonía que intenta sonar bien y que, al contrario, se escucha entre tonos nada armoniosos. ¿Algún día llegaré a entender el porqué de las cosas? Espero que así sea, de esa forma por lo menos podría tener claro que nada ha sido en vano.

Tampoco se trata de algo trascendental el hecho de consumar tantas palabras en un mismo sitio. Creo que hasta el final de mis días cada esfuerzo concebido estará orientado a luchar en contra de este trágico destino. De las cartas y las películas, de las canciones y las fotografías, de todo ese conjunto de cosas que conforman el universo de mi mente, creo llevarme algo que vale la pena. A pesar de todo, no puedo dejar de pensar en que cuando llegue la muerte me seguiré sintiendo vivo.