-Hablando claro-


Fotografía obra de Génesis Pérez.

La tertulia comienza en un desayuno, sentados en la grama o en el recorrido de algún taxi, cualquier sitio es bueno para realizar el arte ancestral de una buena conversación. Hablamos de libros y de autores que ya han muerto, de ideas o teorías personales. De historia, de patrias, de hechos sociales. De cómo es mejor comerse algún postre, o en qué sitio del centro es buena la comida chatarra. También de tiempo y espacio, del significado de cada símbolo que nos desvela la existencia, de ocultismo esotérico y de cuentos de hadas. Opiniones de poesía, canciones pop y películas. En este último punto por lo general no estamos de acuerdo sobre qué tan buena es determinada trama de ciencia ficción. Pero luego la charla pasa a montañas y ríos lejanos, ciudades de Europa y comunidades indígenas de Anzoátegui y Canaima; todos son sitios que deseábamos visitar. A veces tocamos el tema de la política, aunque siempre llegamos a la conclusión unánime de que esta no  importa lo suficiente. De vez en cuando nos confesamos miedos guardados y defectos pesados que buscamos soltar. Por supuesto que no dejamos de contarnos sueños redactados en la agenda. De todo este procedimiento resulta un derroche de palabras desmedidas que solo necesitan de la imaginación para crear universos enteros. Un emisor y un receptor parloteando sinceramente, sin temor a la respuesta, sin cautela a expresarse lo que se desea, siendo libres a través del habla.

Los griegos se la pasaban todo el día hablando para encontrar la sabiduría. Yo no necesito preguntar como Sócrates ni dialogar como Platón para desvelar las verdades de este mundo a través de las conversaciones que mantengo con la interlocutora de esta cuestión, mi chica. No es solo de los argumentos expuestos, charlas o confesiones que Ella expresa de los cuales acepto estar enamorado, sino también de sus ojos de tierra fresca y besos mañaneros. Pero esa es otra historia para contar luego, por ahora continuaremos descubriendo las maravillas de la lengua, y la de las nuestras.