Fotografía obra de VARL Photography.
Todo porque me percaté de mi
realidad, porque no supe entender antes que esta siempre había estado adherido
a mi piel. Una triste verdad descubierta
un día igual de triste: yo era simplemente insignificante en este mundo, una
hormiga más en esta polis tan llena de tragedias nunca escritas. Entonces ahora
entiendo que existimos personas que intentamos luchar por un destino
sobresaliente, sin llegar a lograr dicho anhelo en ninguna de nuestras
respiraciones. Abrazando el deseo de la dolce vita, continua nuestra existencia
tornándose simple y pasajera; cada mañana igual que cada noche, cada atardecer
sin una sonrisa que demuestre vivir aquel momento a plenitud. De esas historias
monótonas y con sueños sin empezar ya tengo un álbum y un calendario, son una
parte característica de mis devenires.
Es una cosa muy problemática que
acepte hoy una de mis verdades ocultas, esta que delata que no soy feliz. Ese
factor, esa utopía, ese sueño dorado llamado felicidad, falta en mis aspiraciones
por continuar adelante. Estoy en este hotel solo, en Paris, donde se supone la
gente no muere de tristeza. Acepto aquella sombra que me ha seguido desde que
tomé las riendas de mi vida. No hay nada peor para esta volátil naturaleza
humana que dirigir nuestros esfuerzos hacia objetivos que no deseamos. Pero esa
es justamente mi historia, tan triste y vacía como ridícula. Mientras continúe
con esta mala suerte, con esta desdicha elaborada por mis propias decisiones,
aprovechare hacer un llamado para aquel que lea este pedazo de papel: vive la
vida no como una reunión de sucesos que transcurren, sino como una oportunidad
para sentir que eres especial. En eso yo fallé, solo dejé que pasara el tiempo
y en este momento (cuando podría acabarse el mundo en cualquier parpadeo) siento
que no tengo el chance de cambiar las cosas. Tu si, tú tienes el poder de
lograrlo. Incluso confío plenamente en que lo lograrás. Sé que podrás lograr
tus sueños y volar más allá del alba y de lo que la imaginación permite. Te
recomiendo visites parís, te recomiendo veas un atardecer en Puerto Ordaz o que
te tomes un café en Armenia. Te pido le seas fiel a tu camino, que seas fuerte
en la adversidad y humilde cuando acaricies el éxito, recordando cada partícula
de tu conciencia y de tu personalidad.
Entre la nada que proponen los
sucesos que enfrento, no hay segundos que perder por voltear atrás. Quisiera
ser joven otra vez y poder mirar las cosas sin los ojos de aquel que se
arrepiente. La única salida posible a este martirio en el que se indujeron mis
ilusiones, seria creer fervientemente en la reencarnación, teniendo la
esperanza de empezar de nuevo en una siguiente vida. Hasta que ese momento anhelado instante
llegue, te diré: no seas tan gafo como lo he sido yo.