Fotografía obra de Génesis Pérez
Cuando esta noche empezó, surgió
la necesidad inminente de algo distinto. No entendí al principio a que se refería
este nuevo impulso pero la respuesta terminó por llegar de la misma forma que
lo ha hecho antes, es decir, por mera coincidencia. No pretendo ser grande ni
alcanzar gloria aparente, pero si quisiera tener alegría, quisiera creer que
los cuentos no se equivocaban con él “y vivieron felices para siempre…” Quizás
por eso es que continuo sonriendo entre toda esta niebla que a veces se hace espesa
y no me deja ver. Esto no sería cuestión de rebeldes caprichos que intenten
derrotar al más aún caprichoso destino, esto sería algo más profundo que
incluso podría compararse con la naturaleza misma del Ser. Entonces la quietud
se vuelve enemiga porque la necesidad de salir y luchar contra todas las
adversidades se vuelve inevitable en nuestros pensamientos. Allí es donde entra
la cuestión del valor y las otras cosas sin sentido que propone la aventura;
como escuchar una canción que nos inspire cada mañana o mirar el atardecer
apreciándolo como a una obra de arte. Cosas simples en conclusión, serían las
que nos motiven y llenen de inspiración en esta vida, todo porque somos iguales
que los que ya pasaron y porque entendemos que vale la pena todo sacrificio,
siempre y cuando éste vaya en pro de un sueño.
En esta ocasión no hay mucho de qué
hablar con el espejo que tengo al frente, sino el breve dibujo de letras hecho
con anterioridad. De la necesidad de poder actuar para así lograr un futuro
deseado, es que sentí las ansias de recomenzar. Y mientras se pasa la vida
entre suspiros de triste color, ¿qué desventaja podríamos tener para no lograr
cualquier cosas? Ninguna, eso es lo bonito del asunto. Quiero decirte que lo he
pensado mucho (quizás demasiado) y he podido descubrir que las cosas son más
fáciles y sencillas de lo que a veces pensamos, por eso no invertiré más tiempo
en lo problemático. Proseguiré en esta nueva etapa junto a ti y junto al que se
quiera unir a la causa de soñar y creer en sí mismo. Por un mundo mejor y por
una existencia más alegre, que así sea.