Fotografía obra de Celso Emilio Vargas Mariño
“Ya pasó lo malo”, debo creer que
esa idea ha llegado al fin a materializarse. No quiero hablar de tristezas tan grandes
que me lleven a depresiones eternas. Ya me cansé de cosas como esas, ha sido demasiado el drama promovido en
el transcurrir de esta obra de teatro, así jamás llegará un desenlace con el
que me sienta a gusto al ser el protagonista. Prefiero volver a mirar hacia el
cielo y sorprenderme por las formas que se moldean en las nubes, prefiero
disfrutar cada segundo que pueda durar una sonrisa sincera.
Luego de todos los actos por los
que hoy me arrepiento, quiero hacer a partir de ahora aquello que nunca hice y
creer en lo que antes concebía como ilógico e imposible. Deseo fervientemente
conocer muchas personas, mirar más paisajes y oír infinidad de canciones. La
verdad es que ya no logro recordar si acaso había muerto hacía tiempo y hasta
ahora es que vengo a revivir. De esa forma prefiero tomar esto como un nuevo comienzo,
uno en el que ya las equivocaciones del pasado no serán repetidas y en donde el
único norte será la realización para el costal de sueños que aun cargo en la
espalda. Esa clase de ideas y convicciones me llenan de alegría y fuerza,
porque ya esta vida no será más una tragedia sin final, sino una aventura digna
de llevarse a cabo.
No me gusta pensar que todo lo
bueno que hay en este mundo está reservado para unos pocos. Ahora por fin puedo
confiar en que, sin importar el medio en el que se desenvuelva nuestra obra, tenemos
todo lo necesario para hacer lo que nos venga en gana. Es simple en realidad y
nadie puede ir en contra de tal verdad.
Ya no quiero volver a esos momentos en los que la jaqueca me tumbaba, esa que
me visitaba por tensión y estrés producidos por la frustración de cada vivencia
que experimentaba. Creo que ahora las cosas cambiaron al fin, ya no quedan
dudas que traben cada decisión, actuaré con el corazón y las rebeldías que éste
despliegue.
El lente de la cámara que filmará
mis recuerdos ya está en buen estado así que puedo tener la certeza de que todo
esto será rememorado (con una sonrisa espero) algún día del lejano futuro. Éste
será un buen día, todo porque un escuálido ser humano como yo ha decidido darle
la cara a lo que en algún momento dejo pasar, a lo que le susurraba al oído
alguna idea que no se tomaba en cuenta, que dejo ir oportunidades por miedo.
Hoy quiero llegar más lejos de lo que nunca he llegado viendo el mundo con otra
mentalidad, una que sea única porque yo mismo la invente y que caracterice cada
segmento de mi propio Ser. Una mentalidad libre de toda culpa y que desarrolle
su propio brillo cuando la gente la conozca, todo porque es plena y sin
complicaciones.
Ahora, justo cuando me decido a
ir por un devenir distinto de acontecimientos, es que puedo entender que tal
opción siempre estuvo presente. Lo seres humanos nos tapamos los ojos y aun así
tenemos el cinismo de preguntar “¿quién apagó la luz?”.
Descubrir que ese era mi caso fue realmente una suerte para así cambiar las
cosas. Le digo adiós a esa existencia que quedará atrás, una de la que solo
conservaré a partir de ahora mi nombre. Mientras que el sol brilla y yo salgo
en plena mañana, lo chévere está llegando porque al fin me siento contento de
estar vivo en este presente tan luminoso.