Fotografía obra de Víctor Alfonso Ravago.
Permanece con la mirada perdida por la acumulación de ideas
dando vueltas y deseando salir. De repente sonríe y esa es la prueba palpable
de que en cualquier momento logrará cambiar el mundo.
El nombre de este personaje carece de importancia. Solo se
puede decir que en este momento vibra a otra frecuencia que la de la mayoría de las personas. Su situación actual se encuentra atada a la maravilla.
No es un ermitaño aislado del mundo, se muestra como un ente que desea
hacer algo distinto.
Luego de la descripción anterior, toca en esta breve cuestión
hablar del contexto en el que se encuentra aquel individuo. No es te un bar o café del centro de la ciudad, tampoco un parque
con una fuente escupiendo agua. Se encuentra en su cuarto mientras ocurre el pleno desarrollo de su obra. Vaya locura podría resultar de todo aquello. El individuo que crea es un animal destinado a lo increíble, a la independencia y esclavitud
de lo que va resultando. Se convierte en dirección, movimiento, trasciende de lo etéreo a lo palpable.
Entonces ha encontrado una idea. Comprendió hace tiempo
que la obra está en el aire, en una dimensión distinta a donde hay que ir para dar con ellas. Vuelve a sonreír, parece que retorna la vida al cementerio en
su corazón. Claro, si llevaba meses sin dar con algo que valiese la pena, solo
un montón de cacharros que se iban arrinconando en la imaginación. Esa mañana
ha llegado la respuesta a sus preguntas. Ahora debe edificarla para que
llegue a sentidos externos.
Este personaje se engañaba pensando que eran necesarios un sin fin de elementos para poder comenzar con su obra. Excusas,
solo eso eran. La verdad es que no se le había ocurrido nada en
quien sabe cuánto tiempo. Es justicia decir que entendió rápidamente que no debía
forzar el proceso creativo o solo resultarían de este espectros sin corazón sin
sentimiento.
Estaba ahora por dar con lo que vendría, por emprender un éxodo
hacia otra galaxia. La expectativa le hacía temblar las manos. ¡Cualquier cosa
era posible! La incoherencia comenzaba a parecer razonable, todo podría alcanzarse siendo un arquitecto de mundo. No podía esperar más, debía ser el artífice,
diseñador y forjador de su destino. De cualquier cosa que se le ocurriese.
Sin darse cuenta comenzó a reír aun más, al parecer la
demencia comenzaba a tomar el poder en su juicio. No, hacia mucho
que no había estado tan cuerdo. Recobró la compostura, se sentó en
la cama en donde había comenzado esta historia. Estando allí dirige la mirada a quien esta leyendo la descripción
de su condición. Levanta una mano y la deja extendida a ti que ahora
repasas estas letras. Se queda así un rato y luego dice sin dejar de sonreír: “ahora
te toca a ti ser parte de esto”. Se acuesta y vuelve a sumergirse en su génesis fantástico.