Fotografía obra de Efraín Rivera.
Necesito aprender a volar, así
podría ver la ciudad desde arriba siendo inmune a ella. Lograría hacer el amor
con las nubes hasta fundirme con sus entrañas húmedas. Llegaría al país del
Nunca Jamás para convertirme en un para siempre. Es una idea que llega mientras
me persiguen los convencionalismos, la monotonía y las mentiras. Quiero lo imposible porque todo lo demás me es insuficiente.
Por ejemplo, que las moléculas de
mi cuerpo se dividan y vibren a la velocidad de la luz. De esa forma iluminaria las calles siendo irradiado por postes, o estaría
condensado en polvo estelar flotando por el universo; sin norte, sur, arriba ni
abajo. Los fuegos artificiales serían parte de mí; estaría bien explotar ante muchos espectadores. Pasearía por Ganimedes y Andrómeda hasta alguna playa
bonita de Coro. Confiaría en las luciérnagas para que sean mis mensajeras al llevar mi
legado por todos los rincones del planeta.
Me gustaría que me salgan agallas
detrás de las orejas y sobrevivir bajo el agua. Solo así conocería los secretos
de lo abisal. Buscaría incansablemente al capitán Nemo, otro que como yo buscó
despegarse de la sociedad. En esa nueva condición entendería el canto de las
sirenas, y lloraría de tristeza al saber que solo buscaban compañía, que eran
seres incomprendidos. Envejecería nadando y cruzaría el lumbral de la muerte que
propone la red de un pescador.
Lo importante en todo esto es encontrar alguna cualidad que me permita andar por mi tierra. Que al fin pueda dejar atrás todos los espantos, las lágrimas
y sueños inconclusos. Ya no tendría miedo de salir de la casa, de que anochezca
estando en la calle. Al fin me abandonarían las desilusiones de esta realidad
complicada.
Suelo querer transformarme, ser
diferente o fundirme con cualquier imposible que pase por el frente. Quizás sea
por mucha imaginación o porque la soledad me asfixia cuando menos lo espero. De
repente porque mis acciones no han surtido el efecto deseado, porque siento el
pasado como si fuese presente o porque simplemente carezco de sentido común. Lo
único que concluyo son estas ansias de libertad, de ser lo que no he sido. Ahora es
sábado en la noche y la ciudad palpita con su ruido alucinante. Yo sigo en esta
habitación pensando en los superpoderes que me salvarían de mí mismo.