Fotografía obra de Juan Mattey. Fuente original Flickr
-Por lo menos inténtatelo. Imagina una vida distinta, que no tenga este drama que se ha venido acumulando. Ábrele los brazos a lo que venga. Enfócate y manda todo al carajo. Total, puede que mueras en este momento,
puede que te den un balazo en medio de los ojos o que la persona amada te rompa el
corazón, ambos casos son igual de dolorosos. Cualquier cosa puede pasar, somos
vulnerables. Entonces inténtalo por lo menos. Aleja a los dolores de cabeza y
a tus fantasmas, tómate una limonada
fría. La mejor parte de ser humano es aceptar nuestra humanidad. Que no somos
perfectos, que realmente no nos importa serlo. Vale más soñar. Vale más mirar cerros
verdes que nos inunden el alma. Y buscar al destino sin aceptar que exista
realmente. Porque tú eres tu propio destino. Tú propio camino. Entonces recórrete
para luego recorrer a otros. Aprender viajando por países lejanos. Tomar muchas
fotos y beber algunas cervezas. Son solo consejos, son solo tonterías. Pero
bien valdría la pena hacerlas antes de llegar a aceptar que esta vida es
aburrida. Los aburridos somos nosotros que creemos en monotonías.
Todo cambia, todo se va, todo vuelve a venir. Como la luz de un faro dando
vueltas en la oscuridad nocturna del Caribe, así mismito, damos vueltas mientras nos rodean tantas vainas. La cuestión es no detenerse. Serle fiel a la idea simple del
devenir. Y en el proceso disfrutar incluso de esas sombras. Caminando de madrugada por los
tejados, viendo estrellas, fumando un cigarrillo. Queriendo cambiar al mundo,
luchando porque este no lo cambie a uno. Al menos no demasiado. Mientras
esperamos la próxima decepción y pronosticamos que lloraremos otra vez, porque pasará, pero no todavía. Hoy es mejor intentar ser felices. Somos alfa y
omega, somos lo que nos de la gana. Por eso vivir vale la pena.
-¿Y tú quién eres?
-Ya no soy nadie, soy lo que tú quieras. Eso es lo bonito. Ahora despierta e
intenta no olvidar esto. Has llevado demasiado tiempo olvidando. Pero yo confío
en ti.