Fotografía obra de VARL Photography.
Otra vez queriendo resumir un año
entero en cierta cantidad de palabras. Uno dice lo que puede, lo que recuerda. Como
siempre, los Recuentos ayudan a ordenar un poco. Este 2015 comenzó con un montón de metas nuevas y el deseo de cumplirlas. Muchas se realizaron, unas quedaron a
medio camino, y otras que ni siquiera había pensado resultaron. En enero
comenzó Elucidario 2.0 con el objetivo de compartir el talento dentro del
universo web que yo me iba encontrando. En él pude hacer entrevistas
fascinantes a grandes talentos, aprender de ellos y quedarme maravillado con lo que estaban logrando.
Vino febrero y Café y Arepas
cumplió sus 3 años de vida. A veces uno ni siquiera mide el tiempo o lo que
conlleva su paso. Tanto ha pasado en este sitio que ya no es ni medio parecido a cuando comenzó en el 2012. Aun
cuando mantener su vigencia ha sido difícil por la adquisición del dominio
(este se paga en dólares), el destino siempre me ha ayudado y todo ha salido bien.
La historia de este año con respecto a ese tema es que gracias al apoyo de mi primo y
gran amigo Nilson Vargas, logré renovar el dominio de la página por dos años más. Entonces habrá Café y Arepas con total seguridad
hasta diciembre del 2017. Ya luego veremos que vendrá.
Los meses siguieron. Este año fue
muy duro para Venezuela, tanto como ningún otro. Las quimeras a las que ya estábamos
acostumbrados encontraron la manera de ser más grandes aún. Sin embargo una vez más este país demostró que no se rinde y continuó ante la adversidad. Tristemente muchos de
nuestros amigos y familiares se fueron, demasiados quizás, pero tengo fe de que
los que nos quedamos lograremos cambiar las cosas para que ellos puedan volver. Fui testigo del talento que continúa emanando mi generación herida
pero valiente. No importa cuánto cueste, no dejaré de creer en esta tierra.
A lo largo de este año nació la
necesidad de lograr algo distinto. Dicho algo había sido un sueño palpitante
desde que comencé a escribir a los 11 años. Se trataba de lograr imprimir mi
primer libro. Ya había logrado tener en físico a "El Cuaderno que huele a polvo" al
ponerlo a la venta en Amazon.com, pero el reto era lograr imprimirlo ahora acá
en Venezuela. Lo intenté en marzo pero no había capital suficiente; quise
hacerlo en junio pero seguía sin tener el capital; lo intenté en septiembre y seguía
ocurriendo lo mismo. Claro está, la inflación era el enemigo principal, los
precios subían demasiado rápido. Cuando ya daba por sentado que no lograría
cumplir la meta para este año me resultó un proyecto cuya ganancia daría los
ingresos necesarios para la impresión de un lote de libros. Fue así como logré
para finales de este 2015 imprimir "El Cuaderno que huele a polvo" en territorio venezolano.
El sueño se llevó a cabo en los Talleres de Liliana Acosta, en Caracas. No
puedo estar más contento con el resultado, este saldrá a la venta los primeros
días de enero, Dios mediante.
La particularidad de este año es
que no pude presentar el más reciente de mis libros, esto fue porque su redacción
tardó debido a las demás cosas que exigían atención. Sin
embargo dentro de poco este será terminado y habrá valido la pena esperarlo.
El 2015 fue increíble sin dudas. Mi familia permaneció unida y siendo el pilar en mi vida. Mis amigos me acompañaron durante cada segmento del camino regalándome momentos inolvidables. Fui feliz estando enamorado, así como ahora lo soy estando solo. Puerto Ordaz continúo incandescente en mi corazón, tengo el sueño de hacerla crecer, ayudar a que mejore y tenerla bonita.
Ahora que termina el año también
me tomo este último párrafo para pensar en mí mismo. No sé si realmente he
crecido, si todo tuvo algún sentido o si logré
entenderlo. Lo único que tengo claro es que continúo adelante, que no dejo de
estar alegre y que vivir me llena de emoción. Se acabó este 2015 y vendrá un 2016
lleno de sorpresas. Será increíble continuar con esta historia. Doy gracias a la vida por ello.